He leído mucha literatura de montaña, no soy un especial devorador, pero si que leo todos los años algún clásico y algún moderno. Este julio le ha tocado el turno a Rodrigo Muñoz amigo de alpinista, amigo del desaparecido Alfonso Vizán. Desde que empecé con esto del alpinismo que se quien es A.V., pero no es hasta la publicación de esta obra, y su pronta lectura por parte de Pau y posteriormente de Guillem, que oigo hablar bien de él y en repetidas ocasiones, así que pienso que algún día le tocará el turno, y bien, el turno le llegó después de tropezarme con él en en la biblioteca de "Dies Grisos" en Manresa, que con las manos polvorientas de magnesio y los antebrazos como melones, releo unas páginas y anotaciones de antiguos lectores, entre ellos los ya esmentados, que me impulsan a cogerlo para su transcendental lectura.
No considero que sea un gran libro, aunque si una gran historia, y sobretodo es diferente, coexisten en sus páginas palabras de muchos autores que ayudan a entender al protagonista, bien organizadas por su autor, y sobretodo me quedo con palabras del propio Vizán que aquí aparecen, que son lo mejor del libro.
Hay gente que lo considera un libro familiar, hecho por y para la familia y amigos, pues a mi no me lo parece, evidentemente que todas las tragedias de este tipo, que se han escrito muchas, y hemos vivido algunos en propia carne otras, suenan épicas, de héroes, lloronas, para el recuerdo y cansinas, pero bien, que cada uno lo sufra a su medida, a mi, lo que más me ha llamado la atención de esta historia es el alpinismo en si mismo, su forma de entender la montaña, y sobretodo sacado de sus propias palabras, que son de una lucidez extrema. Yo no comulgo con esta forma curtidora de entender el alpinismo que parece ser que tenía Vizán, pero desde luego, me saco el sombrero con sus argumentos y palabras para presentarlo, además, me siento plenamente identificado y motivado con las vías que escalaba, lo cual me ayuda a mantener la atención durante la lectura. Por otro lado, hay otra cosa que me gusta de este libro, y es que cuando leo historias reales, me gusta que ayuden a entender la filosofía, o alguna de las filosofías de la escalada del momento, y desde luego este la tiene, poniendo su punto fuerte en la evolución de la escalada mixta en nuestras tierras.
Una verdad, como que te caes para abajo, en palabras de Vizán que me ha dado mucho que pensar:
"El principio de las cosas no suele estar donde debe, es decir, al principio. Sólo aparece después de buscarlo, o a lo mejor aparece de improviso, pero suele ser por en medio, y eso sin contar con los círculos viciosos." A.V.
No considero que sea un gran libro, aunque si una gran historia, y sobretodo es diferente, coexisten en sus páginas palabras de muchos autores que ayudan a entender al protagonista, bien organizadas por su autor, y sobretodo me quedo con palabras del propio Vizán que aquí aparecen, que son lo mejor del libro.
Hay gente que lo considera un libro familiar, hecho por y para la familia y amigos, pues a mi no me lo parece, evidentemente que todas las tragedias de este tipo, que se han escrito muchas, y hemos vivido algunos en propia carne otras, suenan épicas, de héroes, lloronas, para el recuerdo y cansinas, pero bien, que cada uno lo sufra a su medida, a mi, lo que más me ha llamado la atención de esta historia es el alpinismo en si mismo, su forma de entender la montaña, y sobretodo sacado de sus propias palabras, que son de una lucidez extrema. Yo no comulgo con esta forma curtidora de entender el alpinismo que parece ser que tenía Vizán, pero desde luego, me saco el sombrero con sus argumentos y palabras para presentarlo, además, me siento plenamente identificado y motivado con las vías que escalaba, lo cual me ayuda a mantener la atención durante la lectura. Por otro lado, hay otra cosa que me gusta de este libro, y es que cuando leo historias reales, me gusta que ayuden a entender la filosofía, o alguna de las filosofías de la escalada del momento, y desde luego este la tiene, poniendo su punto fuerte en la evolución de la escalada mixta en nuestras tierras.
Una verdad, como que te caes para abajo, en palabras de Vizán que me ha dado mucho que pensar:
"El principio de las cosas no suele estar donde debe, es decir, al principio. Sólo aparece después de buscarlo, o a lo mejor aparece de improviso, pero suele ser por en medio, y eso sin contar con los círculos viciosos." A.V.